Aprovechando el buen tiempo que se preveía, y para desengrasar un poco los cuerpos de las fiestas navideñas, decidimos hacer una escapada a Segovia para hacer unas cuantas pistas, sin tener muy claro si la ruta que habíamos preparado iba a estar practicable por el barro, mas teniendo en cuenta que Pablo iba a estrenar la Triumph Tiger por lo marrón y todavía tiene puestas las ruedas de carretera.
Después de repostar, tomamos camino al puerto de Navacerrada. Conforme nos íbamos acercando la niebla se fue cerrando mas y mas, llegando a ser bastante densa pasado Cercedilla, y haciendo que la temperatura cayese hasta los 3 grados. Menos mal, que al coger el cruce para empezar a subir el puerto, pasamos por encima de las nubes y salio el sol, que ya no nos abandonaría en todo el día. De hecho, después del rato de frío, en el alto del puerto la temperatura rondaba los 12 grados.
Tras bajar por las siete revueltas con bastante precaución, debido a que en las zonas de sombra había algo de humedad, llegamos a La Granja donde hicimos una parada para desayunar.
Venga, a ver quien pone la cara mas rara en la foto ... |
Con el estomago lleno, nos dirigimos al comienzo de la ruta, ya por tierra, que queríamos seguir. Nos paramos a la entrada de la pista para quitar las gomas de las estriberas, colocar el manillar ... vamos, la rutina habitual.
Nos metimos por la pista, y como no podía ser de otra forma (siempre nos pasa algo), no habíamos avanzado ni 50 metros, cuando vemos venir de frente por el camino un rebaño de vacas pegando brincos. Nos apartamos a un lado para ver si pasan, pero las vacas se habían asustado y se metieron en un prado al lado del camino, con el cabreo del pastor que las llevaba y que se bajo de su coche diciendo improperios (no sabemos si a las vacas o a nosotros, no nos atrevimos a preguntar).
Después del prometedor inicio, avanzamos a buen ritmo por pistas en buen estado, algo húmedas pero sin barro, aunque a mi me costo un poco coger ritmo (lo que a su vez me costo, como era de prever, perderme en un par de desvíos), hasta llegar al cruce de un arroyo, tras el cual había una subida con algo de arena suelta que cada uno fuimos afrontando como pudimos. Aquí podéis ver la bajada al cruce.
Primero subió Luis y a continuación con algún problema le siguió Sergio. Aquí podéis ver como va a ayudarle Pablo y después el mismo sube con sus ruedas de carretera.
Aquí podéis ver a Pablo desde otra perspectiva (decisión, hay que subir con decisión).
Y aquí yo mismo, con mi "destreza" habitual.
Para no perder las buenas costumbres, a continuación paradita para hacer las pertinentes fotos y comentar la jugada.
Seguimos avanzando por pistas en bastante buen estado, hasta que, como nos temíamos, llego el primer tramo de barro.
A partir de aquí se fueron alternando trozos de pista húmeda con algún que otro tramo de barro, aunque no tan largos como el que os hemos mostrado. Tras un pequeño tramo de enlace por carretera nos internamos en una senda un poco mas estrecha entre pinos, donde había ya un poco de la famosa arena de Segovia (nada comparable a la que sufrimos en los famosos arenales) y bastantes hojas sueltas. En un despiste del GPS, nos acabamos metiendo en otro barrizal oculto entre las hojas, que podíamos haber evitado perfectamente porque nos pasamos el desvío de la ruta. Con mayor o menor dificultad (dependiendo de la habilidad de cada uno) dimos la vuelta para recuperar el camino original, lo que Sergio aprovecho para dejar la moto pastando un rato, aunque no hay prueba gráfica que pueda confirmar este punto.
En lo que estábamos levantando la moto, Luis se había adelantado unos metros y cuando le alcanzamos estaba con la moto parada y cara de pocos amigos. El testigo de la presión de aceite de su BMW se había encendido y todo parecía indicar que la moto tenía un problema pero que muy gordo. Durante cinco minutos estuvo echando pestes por la boca mientras el resto intentábamos pensar como usábamos la cuerda (que habíamos llevado por primera vez ese día, con la intención de no tener que usarla) para sacar la moto a la carretera y que pudiera recogerla la grúa. Menos mal que en ese momento Luis recordó haber leído en el foro del club f800gs, del que los que tenemos BMW somos miembros, que en algún caso si el electroventilador no puede girar se enciende ese testigo (a día de hoy seguimos sin comprender porque), y al comprobarlo efectivamente no giraba. Parece ser que se le había metido algo de barro que frenaba el motor, y tras limpiarlo un poco volvió a funcionar con la consiguiente alegría para todos. Podéis ver aquí a Luis explicando la situación.
Después de esto, viendo que ya era un poco tarde, estuvimos tentados de ir a comer, pero la ruta continuaba hasta un río que había que vadear y no nos pudimos resistir. Unas cuantas pistas y algo de barro mas, y en un cambio de rasante me encuentro a Sergio que tras pisar un charco de barro había aparcado la moto de una forma un tanto peculiar.
Como hemos divagado tanto si la F650GS sube o no sube montículos, Sergio decidió comprobarlo por el método tradicional. Confirmado, sube los montículos.
Tras esto, llegamos al río, y Luis nos hizo una demostración de como se vadeaba, pero había algo mas de agua de la que pensábamos y casi estrena la mochila impermeable (que también estrenábamos ese día, como la cuerda). Visto que no teníamos muy claro si pasar o no, volvió con nosotros y decidimos dar por concluido el día. Tras un rato de enlaces por carretera, acabamos en Turégano donde nos comimos unos reparadores bocatas y volvimos a Madrid con fuerzas renovadas para acometer los envites de las fiestas navideñas.
Esperemos que lo hayáis disfrutado tanto como nosotros y esperamos que nos sigáis leyendo. Hasta la próxima!!!
hola
ResponderEliminarEstoy interesado en hacer esa ruta en moto trail
Prodrías enviarme el track de wikiloc o como lo tengas para poder hacerla.
mi correo es ska4carlos@yahoo.es
Muchas gracias de antemano