La última etapa era la más corta, puesto que querían que estuviésemos pronto todos los participantes de vuelta en el Nomad Palace para la entrega de premios. Más corta no significa necesariamente fácil. Por kilometraje sí, pero lo cierto es que, sobre todo la primera parte del tramo tenía bastante arena, en la que quedaron atrapados muchos coches, sobre todo 4x2, aunque también quedó atascado algún 4x4. En el marbella rojo, se puso al volante Sergio en su primera experiencia en arena, con lo que fue el primero en quedarse atrapado como es normal. Como íbamos varios coches juntos, no tardamos en sacarlo del atolladero, como a otros participantes que estaban en la misma situación. Y es que en estas circunstancias la colaboración es fundamental. De todas formas, Sergio se puso rápido las pilas y desde entonces hizo una conducción en tierra que ¡ríete de Ari Vatanen!.
Como decía, el inicio del tramo era circulando por una especie de río de arena de varios kilómetros de longitud, en el que vimos rápido que no podíamos ir a lo loco, pues quedaríamos atascados cada pocos metros. La estrategia, aparte de bajar presiones, fue atravesar a toda potencia en primera o segunda las zonas de arena blanda y parar a inspeccionar el terreno en cuanto llegábamos a una zona dura. Normalmente éstas se encontraban en los laterales, aunque no es fácil de ver cuando vas conduciendo sin poder soltar el gas por nada del mundo. En realidad, para nuestras posibilidades lo fuimos haciendo bastante bien y sólo quedamos atascados una vez con el Marbella blanco cuando iba de avanzadilla. La experiencia fue realmente divertida, aunque dura cuando hay que desatascar, sobre todo para los nunca habían probado la arena.
Otra cosa que hay que vigilar en nuestros coches en esta situación es la temperatura del motor, y el embrague, pues aquí sufren de lo lindo, aunque de momento no parecíamos tener problemas en este sentido. De esta manera, conseguimos superar esta complicada zona y la alegría fue enorme cuando conseguimos salir de ella y coger pista dura en la que pudimos coger velocidad y dar un respiro a nuestras mecánicas. A los pocos kilómetros paramos a subir presiones, pues íbamos a aproximadamente un kilo sobre pista dura con piedras, con alto riesgo de pinchazos. Tras esto y un cigarrito, continuamos ruta a buena velocidad.
En este caso, Mario iba primero con su gran copilota Ángela. Nuestro gps indicaba un waypoint que decía algo así como “Complicado 4x2”. Como no aprendemos, deberíamos haber parado para inspeccionar el terreno, pero como somos así.... pues ala, ¡todos en tromba directos a la trampa!. El resultado os lo podéis imaginar, una enorme polvareda y cuando esta se disipa... tres Seat Marbella empanzados en un arenal de cuidado, ja, ja, ja. Si es que somos la leche. Pues ala, a trabajar que parece que nos pagan. La escena de siempre, palas, planchas, empujones... y mucho buen humor. Tras un rato no demasiado largo conseguimos sacar los tres coches, y es que ya teníamos tablas...
Pero como el ser humano es el único que tropieza dos veces en la misma piedra (en este caso en la misma arena), al poco rato, nos despistamos al leer el track del gps, y cuando teníamos que atravesar un río para coger una pista girando a la izquierda, giramos a la izquierda antes del río De nuevo, uno detrás de otro, nos metimos otra vez en un arenal. Menos mal que había piedras en el camino, y con algún que otro empujón, y dejando caer los coches por un pequeño barranco conseguimos atravesar el camino y llegar a la pista. Pero lo que venía después no era mucho mejor. La pista acababa en una zona de dunas, por donde teníamos que subir si o si. A estas alturas ya nos habían alcanzado los coches escoba de la organización y teníamos allí preparada una fiesta de preocupar.
¡Con la patita en el aire! |
Primero intentó subir Sergio, con mas o menos dificultad por que continuábamos con el problema de que se salían las marchas de los coches, pero gracias a la megacarrera que se pego un compañero de la organización para empujarle en el tramo mas complicado (bueno y al empujón que le pego él sólo, claro), consiguió subir la primera parte y bajar para ayudar al resto de coches. Mario subió por el mismo sitio, con algunas planchas que pusimos para facilitar la labor, pero como el terreno se estaba complicando con tanto escarbar, optamos por decirle a Luis que intentara subir por otra parte que a priori parecía mas sencilla. Gran error, porque al intentar subir, se salio la marcha y tuvimos que sacar el coche marcha atrás, con el problema que la zona llana era mucho mas blanda que por donde habían subido los otros coches y aquello se convirtió en una odisea. El coche se quedaba cada vez mas atrapado, la varilla del cambio se metió dentro de la arena y no se podían casi meter las marchas, y a pesar de que entre nosotros, la gente de Masia Pelarda que pertenecían a la organización y unos chavales que aparecieron por allí empujábamos con todas nuestras fuerzas, costó un rato sacar el coche de la arena, hasta una zona mas dura para que cogiera tracción. Por fin, y gracias a que esta vez no se salieron las marchas, Luis consiguió subir sin mayores dificultades.
Siguiendo los consejos de la organización pasamos entre las dunas por una zona un poco mas dura y cuando ya las dejamos atrás, nos dimos cuenta de que nos habíamos desviado bastante del track, con lo que tuvimos que atravesar “pedregal a través” hasta volver a encontrar la pista, unos kilómetros mas adelante.
Seguimos nuestro bonito tramo del día sin demasiados problemas, o al menos, no diferentes a los de siempre, golpes en cubrecárter, sensación de partir el coche, pero vamos, lo normal. Ahora es el coche rojo con Richi al volante el que va “buscando” el camino, y lo hace bastante bien, la verdad. Richi se ha convertido en un experto en leer el terreno y buscar lo duro. A la fuerza ahorcan dicen. La última parte del recorrido fue bastante rápida y divertida, con alguna cruzada incluida y una zona de continuos montículos en los que se podía saltar si te animabas en exceso con el gas. Cerca de esta zona nos encontramos con un Lada Niva con problemas. Paramos a ver si necesitaban ayuda, pero nos dijeron que no, que ya casi estaba listo. Se había roto el soporte de la caja tránsfer e iba suelta, pero consiguieron sujetarla con unas cinchas de trinquete. Aquí todo se soluciona con cinta americana, cinchas y lo que te encuentres por el camino.
Como no nos necesitaban, seguimos nuestro camino y cuando nos dimos cuenta, ya estábamos pasando por delante de nuestro Riad, que está a pie de dunas, y casi sin darnos cuenta cogimos en corto enlace por carretera que nos llevaba de vuelta al Nomad Palace. En este momento fue cuando fuimos conscientes de que habíamos conseguido acabar este durísimo raid con los coches enteros, que era nuestro gran objetivo. A la llegada, entregamos los GPS y foto de rigor en la meta con la satisfacción de haber terminado la edición más dura de la Maroc Challenge, según nos dijeron otros participantes, con estos pequeños pero a la vez grandes coches.
¡Y llegamos a la meta! |
Como por la tarde era la entrega de premios, juntamos con Mario y Angela parte de la comida que teníamos cada uno y nos preparáramos unas ensaladas y algo de embutido mientras hacíamos tiempo. La entrega de premios fue a la entrada de las dunas, lo que hizo aun mas emocionante el momento.
Una vez acabado la prueba, se nos ocurrió una idea magnífica. No íbamos a salir dirección Melilla hasta el día siguiente temprano, así que, ¿por qué no pasar la noche en el desierto viendo las estrellas?. Pues dicho y hecho, llamamos a nuestro amigo Hassam del Riad Mamouche donde estábamos alojados y lo dejamos todo organizado. ¡Y aquí tenéis las fotos de la guinda que le faltaba a nuestro pastel!
¡Gracias y hasta la próxima!
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