Esta ruta que proponemos para hacer en bicicleta de montaña bordeando parte del Parque Nacional de Cabañeros, es una ruta muy sencilla en cuanto longitud y perfil de altura, pues no existe prácticamente desnivel. A nivel físico es un agradable paseo, por un entorno magnífico, que dependiendo de la época del año, cambiará sustancialmente y nos planteará más o menos complicaciones a nivel técnico.
La ruta comienza en la pequeña localidad de Pueblonuevo del Bullaque. Desde la carretera principal del pueblo, seguimos la misma en dirección Porzuna unos pocos cientos de metros, momento en el cual nos desviamos de la carretera para ir por pista. Como decía, debido a las lluvias hay bastante barro por todos los caminos, alternado con zonas secas, puesto que a su vez el tipo de suelo es muy absorbente. Fijaos la cantidad de agua que ha tenido que caer, que las 2.200 hectáreas de las Tablas de Daimiel, que están muy cerca, están este año completamente llenas de agua, hasta que nuestra “buena mano” se encargue de volver a secarlas para nuestro gozo.
Después de unos kilómetros, la pista nos obliga a realizar el primero de los vadeos, en este caso del río Bullaque. Cojo un poco de carrerilla y para dentro. Uf, el agua está fresquita, ¡pero el día es bueno y casi se agradece!. Intento no parar de pedalear, pero cada vez cuesta más cuando me encuentro en el medio del mismo, con una profundidad de unos 45 ó 50 cms. Finalmente me tengo que detener, pero no me caigo dentro del agua, que es lo más importante, más que nada por el móvil. Empujo un poco la bici hasta superar la zona de mayor profundidad y vuelvo a subir pasa salir pedaleando. Muchos pensaréis que volver a subirme a pedalear estando aún dentro del río sea un acto de cabezonería. Puede que algo sí, no estoy seguro del todo, pero de lo que sí estoy seguro es que desde pequeño la asociación bici-agua me trae unos gratos recuerdos. Siempre me ha parecido de lo más divertido y placentero el pasar charcos, ríos, barro, etc. Como si nunca hubiese visto a este vehículo como terrestre, sino más bien anfibio. Esta visión de la misma, la he ido extrapolando posteriormente a la moto y prácticamente cualquier medio de transporte…
Cuando finalmente salgo del río, y me hago unas fotos en el mismo, miro el gps para ver dónde me lleva la pista que ha emergido por la otra orilla. Parece que lleva a una granja y sigo por la misma. Por el camino no me encuentro más que un par de agricultores trabajando en sus huertos. Una vez pasada la granja, decido coger una pista ancha y recta que, según mi gps, me lleva de nuevo a la carretera de Pueblonuevo a Porzuna. De camino a ella, veo que realmente la pista son dos que transcurren en paralelo, y entre las dos hay una V, con un arrollo circulando por el medio de la misma. Decido, por pura diversión, pasarme al lado derecho de la pista atravesando la V, así que me lanzo por la bajada hacia el arroyo… y toma, hostia al canto al entrar en el mismo. Esta vez si me he mojado bien, y no solo las piernas. Pero bueno, no pasa nada, al menos el móvil sigue vivo, así que cojo un poco de impulso y en un desarrollo corto subo por la otra parte de la V.
Salgo a la carretera y me voy en dirección otra vez a Pueblonuevo del Bullaque, donde se me une Sergio para continuar. Casi a la salida del pueblo giramos a la izquierda y cogemos una estrecha carretera que nos lleva hasta el centro de interpretación “Casa Palillos”. Sin entrar, pero justo al llegar al parking de la misma, sale a la izquierda de la carretera una pista que nos lleva hasta el embalse Torre de Abraham. Los primeros kilómetros de esta pista nos los encontramos en bastante mal estado, con muchos cantos de tamaño considerable, barro y profundas rodadas del paso de vehículos, suponemos que autorizados, puesto que es una vía pecuaria como indica al principio de la misma, y la prohibición de circulación de vehículos a motor. Como decía antes, supongo que depende de la época del año estará en mejor o peor estado, pero estas condiciones, costaba un poco pedalear y mantenerse encima de la bici, lo que lo hacía más divertido.
Pasados un par o tres kilómetros, el terreno mejora y se vuelve menos abrupto, pero comienza la aparición de los grandes charcos de barro. Aquí, de nuevo volvemos a “la infancia”, y con la ventaja de no tener ya nadie que te “regañe” por volver a casa embarrados, disfrutamos de nuestra pequeña venganza por aquellos días y nos pringamos todo lo que podemos, no sólo no evitando, sino en cierta forma buscando las zonas que más “decorasen” nuestras monturas… y nosotros mismos.
Nos vamos adentrando por senderos cada vez más frondosos y estrechos, la verdad es que la zona era un vergel. Bendita primavera, excepto por los mosquitos, para salir a montar en bici. Y eso que no le hacemos ascos a ninguna estación. El tiempo pasa muy rápido y finalmente llegamos al área recreativa del embalse, pero no sin antes tener que vadear otro río, bastante más pequeño que el anterior, tanto en anchura como en profundidad. Como Sergio nunca había vadeado un río con la bici, le di unas leves indicaciones de cómo hacerlo. Rápidamente me di cuenta, que el disfrute asociado a este “insignificante” momento, no es una locura mía. Sergio disfrutó tanto, que no recuerdo si acabamos pasando el río seis o siete veces, cada vez a mayor velocidad, hasta que ya no era posible estar más mojados.
Después de nuestro rato de diversión, decidimos buscar alguna forma alternativa de volver al pueblo. Vemos en el gps que al otro lado de la carretera hay una pista que llega hasta el mismo, que debemos coger un poco más arriba del parking del área recreativa donde nos encontramos. Subimos por la carretera pero cuando llegamos al desvío, desde donde supuestamente sale la pista, nos encontramos que está vallada y no podemos pasar, así que decidimos buscar otra alternativa, en parte por carretera, en parte por pista, que nos llevó de vuelta hasta casa. Sólo decir, que aparte de perdices, que vimos en abundancia, así como algún conejo, tenemos la casi seguridad de haber oído un jabalí muy cerca de nosotros en uno de los momentos que estábamos intentando atajar por una zona de arbustos y maleza muy cerrada, y eso… ¡ya no nos hizo tanta gracia!.
¡Hasta la próxima!
Es una buena ruta, que bordea el Parque Nacional de Cabañeros a traves de la Colada de Navalrincon, con impresionantes paisajes.
ResponderEliminarAhora tambien se pueden hacer visitas guiadas por el interior del Parque. en la zona restringida de la "Raña", una pasada entre ciervos y avifauna salvaje, con una distancia de 22 Km y aprox 3 horas de duraccion. Informacion www.aventurascabaneros.com
650763792